El pedalear no solo es sinónimo de salud y recreación, dado que se trata de un tránsito a través de la energía humana, sin un vínculo de motores a combustión, este vehículo no solo beneficia al bienestar personal, compensa los gastos económicos del hogar, dado que no se paga dinero en bencina o transporte público; ayuda al medio ambiente debido a que no emite gases que afecten al efecto invernadero y aumenta el desarrollo de una ciudad, sumando ciclovías y accesos más justos y equitativos para los ciclistas que a diario pedalean.
En el día mundial de la bicicleta y en tiempos de pandemia, el uso de este ciclo es una opción tanto para el bolsillo de cada núcleo familiar como también una alternativa para mejorar la salud mental de cada persona. Prácticamente las ciudades en el resto del mundo están orientando su planificación y gestión de la movilidad al uso de la ‘bici’. En este ámbito, Antofagasta no se queda afuera de esta nueva transformación vial, ya que cuenta con 27 kilómetros de ciclovías a lo que prontamente se sumarán 10 kilómetros más a esta red.
La ciudad lleva un periodo extenso impulsando esta iniciativa y es posible evidenciar un crecimiento anual de los viajes a través de este vehículo, de un 40% en comparación a los automóviles particulares con un 9% según datos entregados por las encuestas origen destino de viajes Antofagasta y el portal del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de la ciudad.
La bicicleta se transformó en una medio eficaz y conectado con la salud física y mental de las personas, además de convertirse en una herramienta de trabajo para mucha gente, que vieron una alternativa económica y un ahorro en ocupar la ‘bici’ como medio de transporte.